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A 110 años de la visita de Capablanca

Sede Social, 17/7/2021

Por: GELP

A lo largo de nuestros 134 años de historia como Institución, han ocurrido sucesos que quedaron marcados a fuego en la memoria, sucesos que por sí mismos –aún hoy- despiertan el interés de las nuevas generaciones.

Imagen de la novedad

El 17 de julio de 1911, por iniciativa de Gimnasia y del Jockey Club, llegó a nuestra ciudad quien fuera en esos años el gran campeón cubano de Ajedrez, el joven prodigio que en la década de 1920 se convertiría en campeón mundial y quien ostenta, hasta el día de hoy, el mote de ser el único hispanoamericano en lograr dicho título, hablamos de José Raúl Capablanca.

Capablanca nació en La Habana el 19 de noviembre de 1888. Según su propio relato, aprendió a jugar ajedrez a los cuatro años, observando a su padre quien solía jugar con amigos; a los cinco años de edad comenzó a participar del Club de Ajedrez de La Habana y a los trece años se convirtió en el campeón nacional.

Su adolescencia la transcurrió en Estados Unidos, donde a la par de sus estudios, siguió perfeccionando su juego; el dato de la gira que realizó por aquel país entre 1908 y 1909, que finalizó con el saldo de 735 partidas jugadas, 703 ganadas, 19 tablas y solo 13 derrotas, hablan del altísimo nivel de juego que desarrolló en ese tiempo.

El año que visitó a nuestro Club, fue justamente un momento bisagra en su carrera. Tras años de codearse con los grandes maestros del juego, se le permitió participar del Torneo de San Sebastián, entre febrero y marzo de 1911. El torneo era considerado una de las competencias más importantes de la época y, para sorpresa de todos, Capablanca, quien participó sin haber ganado ningún certamen de los importantes con anterioridad, se llevó el primer puesto, lo que lo catapultó rápidamente a la fama. Tiempo después del torneo, el cubano con sus jóvenes 23 años, desafió a Emmanuel Lasker por el campeonato del mundo, pero el encuentro no se pudo realizar debido a las 17 condiciones que puso su rival para llevarlo a cabo.

Es en este contexto de apogeo de su carrera, es que Gimnasia y el Jockey Club lo contrataron para disputar una serie de partidas simultaneas, las cuales eran su especialidad: el día 17 de julio fueron en nuestra sede social y los días 19,21 y 23 en la sede del Jockey. Las actas que atesoramos de aquellos años detallan los preparativos: se mandaron a hacer 100 invitaciones y se realizó un pago de 500$, para tener una idea del esfuerzo que significó para ambas instituciones traer al ajedrecista, ese número era cercano al total del gasto mensual de funcionamiento que tenía Gimnasia.

Los años siguientes a ganar el Torneo de San Sebastián lo posicionaron como el cubano más famoso de todos, recorrió el mundo participando de diversos torneos. Fue campeón en San Petersburgo, Moscú, Kiev, Viena, entre otros.

La década de 1920 fue el momento cúspide de su carrera, formalmente desde 1921, tras vencer a Emmanuel Lasker, se convirtió en el campeón mundial. Mantuvo su título hasta septiembre de 1927, cuando en Buenos Aires perdió el cetro frente al ajedrecista ruso –nacionalizado francés- Alexander Alekhine.

En los años posteriores de su carrera logró mantener un alto nivel, incluso ganó varios torneos fuertes. Su sueño de volver a disputar el campeonato del mundo quedó trunco, ya que ni Alekhine, ni posteriormente el neerlandés Max Euwe, le concedieron la oportunidad.

Falleció de improvisto el 8 de marzo de 1942, mientras observaba una partida en el Club de Ajedrez de Manhattan, tenía 53 años. Su cuerpo descansa al día de hoy en Cuba, lugar en el que fue recibido con todos los honores y donde se lo considera toda una leyenda.

Horacio Paletta, miembro del equipo de Ajedrez de nuestro Club, escribió estas líneas contando cómo era el estilo de juego del genio cubano y algunas peculiaridades de su carrera:

El jugador detrás del mito.

El tercer campeón mundial de ajedrez nació el día en que la Ciudad de La Plata cumplía 6 años, el 19 de noviembre de 1888.

De un talento incomparable, su comprensión inmediata de las posiciones en el tablero, comparado con un manejo implacable y luminoso de la lógica en el cálculo de las jugadas posibles, lo convirtieron en el heredero natural de la Escuela Posicional del Ajedrez, fundada por el primer campeón, Wilhelm Steinitz.

En palabras de su sucesor Alexander Alekhine: “Nunca antes había visto, nunca después pude encontrar, (y no puedo imaginar) tan asombrosa rapidez de pensamiento cómo la que poseía Capablanca en 1914”.  El testimonio de su más encarnizado rival le hace justicia, afirmando que en partidas informales vencía a los mejores jugadores del mundo con solo un minuto de reflexión para toda la partida, contra cinco en el reloj de los adversarios.

Guiaba sus partidas siguiendo rigurosamente un plan racional, eludiendo las aventuras inciertas. Despreciaba el papel de la psicología, del empleo de presiones mentales sobre la psiquis del oponente, buscando la verdad en cada situación concreta.

Su punto débil era la falta de trabajo y preparación, puesto que confiaba ciegamente en su talento y capacidad de raciocinio.

En sus declaraciones a la revista Caras y Caretas, en ocasión de la fallida defensa del cetro ante Alekhine en Buenos Aires (1927), expresaba sin vacilaciones: “Creo que el entrenamiento es una cosa secundaria. Las jugadas surgen solas, según las circunstancias.” Al pedirle el nombre de su primer profesor, Capablanca es contundente: “Nadie. Solía ver jugar, y como si fuera una cosa intuitiva en mí, aprendí mirando, el movimiento de las piezas.”

Torneo Memorial Capablanca

En honor a los 110 años de la visita del famoso cubano a nuestro Club, realizaremos el día 18 de julio, un torneo online en su honor. Bases y condiciones de participación en el siguiente link:

www.gimnasia.org.ar/ajedrez-torneo-memorial-capablanca/

 

 

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